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jueves, 26 de mayo de 2011

294. Comparcierto de Ixcís en Madrid

Por si a alguno le interesa, el grupo malagueño Ixcís (Fermín Negre y compañía) cantará el próximo sábado 28 en Madrid, en el Centro Cultural Buenavista, en la Avda. de los Toreros 5, a partir de las 19:30.

Aquí teneis un video de la Vigilia de Oración en la que participaron hace poco, con motivo de la llegada a Málaga de la cruz de la JMJ. Hacia el minuto 7 cantan la canción TU, MI RAIZ, que han propuesto como canción alternativa y desde su diócesis para este encuentro.

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293. ¿Qué opino sobre la JMJ?

Recojo la entrevista a Pedro José en Alandar (nº 274, enero 2011) sobre la JMJ.

¿Qué opino sobre las JMJ?
Partiré de la sensación agridulce que me dejó la última visita del Papa a Santiago y Barcelona. Me entristecieron los carteles de “Nosotros no te esperamos”, las ácidas manifestaciones de algunos ateos y homosexuales o ciertos artículos sobre la pederastia. Esas reacciones –quizá exageradas, pero comprensibles- deberían hacernos reflexionar.

Tras el atentado contra las torres gemelas, el presidente Bush se preguntaba: “¿Por qué nos odian?”. Y llegaba a la peregrina conclusión de que por envidiar la libertad y la democracia de EEUU, olvidando décadas de una política nefasta en oriente próximo. No hagamos lo mismo. Ante estas críticas, pensemos si hemos hecho un daño indebido para rectificar.

Pero me apenaron también los apoyos incondicionales al Papa, las expresiones de autoafirmación, o los vítores de algunos grupos, más propios de adolescentes que esperan a algún cantante famoso que de creyentes adultos que desean expresar su cariño y aprecio a quien nos preside en el Señor Jesús. Me preguntaba: ¿no cabe un amor a la Iglesia lúcido y crítico entre los cristianos? ¿No cabe la discrepancia respetuosa de quienes se encuentran fuera de la comunidad eclesial?

Hubo, por otra parte, aspectos de la visita que me alegraron mucho: la fe de los sencillos que no está contaminada de hipercriticismo, la expresividad de la liturgia bien realizada, el esplendor de la Sagrada Familia, las palabras del Benedicto XVI sobre Dios y la belleza, el contenido general de sus homilías o el encuentro masivo y público de cristianos venidos de tantos lugares.
La Sagrada Familia me parece un prodigio de diálogo de la fe con la cultura moderna. Su maravillosa arquitectura simbólica expresa una honda espiritualidad en unas formas radicalmente contemporáneas. Ésta es la principal asignatura pendiente de la Iglesia actual y la tarea a impulsar en las JMJ.

Por último, querría señalar algunas perplejidades evangélicas de estas visitas que las JMJ deberían evitar: presupuesto desmedido, medidas de seguridad exageradas, construcción de un gran altar de pladur en la soberbia plaza del Obradoiro, visita tan fugaz que no dio tiempo para casi nada (una persona que esperó en la calle para ver a Benedicto XVI en Santiago comentaba: “Pasó más rápido que Alonso”), medir el éxito por el número de asistentes, reunirse con los poderosos en lugar de con las comunidades cristianas o los pobres, la actitud interesada de los gobernantes para “salir en la foto”, la equiparación de la situación actual de anticlericalismo con la previa a la guerra civil…

A partir de esta experiencia puedo expresar, en positivo, mi opinión sobre las JMJ que congregan a jóvenes católicos de todo el mundo con el Papa cada 2 o 3 años desde 1986 y cuya última edición –la XXI- tuvo lugar en Sydney en 2008. Y quiero comenzar por señalar que me parece muy oportuno reunir a jóvenes creyentes de todo el planeta para que se acerquen a Jesús y puedan compartir sus búsquedas. Especialmente cuando el clima dominante de indiferencia religiosa y relativo descrédito eclesial hacen mella en los creyentes más jóvenes, que se sienten como “especie en peligro de extinción” o que pueden tener la tentación de vivir su fe “en las catacumbas”. Rezar, comunicar, reflexionar, compartir y celebrar con otros jóvenes no puede ser sino excelente.

Con todo, si me preguntan si serán positivas o no las JMJ contestaré como Jarabe de Palo: “Depende. ¿De qué depende?” De dos cuestiones: de cómo estén organizadas por la Iglesia y de cómo se acerquen a ellas los jóvenes. Respecto a lo primero, las objeciones que planteaba antes se resumen en una idea: no hay que generar “alergias”. Las jornadas han de ser sencillas, cercanas a la gente, afectivas, creativas, alegres, liberadoras, proféticas. Han de articularse para facilitar un encuentro profundo con Jesús y la comunicación entre los jóvenes.

Por eso, el Papa debería promover el diálogo: no sólo venir a hablar a los jóvenes, sino también a escucharlos y, sobre todo, a ayudarles a dialogar con Jesús. Por lo que se refiere a los jóvenes, la clave se jugará en el antes y el después. Un evento como éste puede ser un jalón muy significativo para quienes lleven recorrido un itinerario de fe si, después, tienen ocasión de asimilar e interiorizar lo vivido. En caso contrario estaremos construyendo “sobre arena”.

José Luis Pérez Álvarez distingue con acierto el “experimento” de la “experiencia”. El primero es un “montaje” nuestro que puede ser consumido narcisistamente en forma de emoción y sensación eufórica. La “experiencia” tiene mucho de gracia, de acogida, de profundidad, de salida de uno mismo, de “huella” dejada por el Espíritu. Esperemos que los jóvenes experimenten, de algún modo, la cercanía de Dios y que no nos preocupemos de “cuántos” cristianos somos, sino de “cuánto” somos cristianos.

Pedro José Gómez Serrano

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lunes, 23 de mayo de 2011

292. Democracia real, todavía no

Artículo de J. I. González-Faus publicado por cristianisme i Justicia.

Democracia real, todavía no

Bravo muchachos. Ya me sorprendía que no acabarais saltando un día. Pero todo tiene sus ritmos, y la indignación social también. No comparto eso de democracia real “ya”, porque tardará bastante. Pero agradezco vuestra proclama de que nuestra democracia es profundamente irreal, casi sólo virtual.

Quienes os critican desde sus butacas dicen que “no proponéis soluciones”, sin darse cuenta de que estáis haciendo un diagnóstico muy exacto. Y que, como pasó con el sida o con el cáncer, sólo cuando se tiene el diagnóstico podemos comenzar a buscar el remedio o la vacuna. Habéis comprendido en vuestras carnes que este capitalismo global es incompatible con la democracia y que, de seguir por él, nos encaminamos no sólo a crisis sucesivas, a niveles masivos de paro y a generaciones perdidas como la vuestra, sino a una forma de fascismo permisivo. Nuestra democracia es irreal porque no puede haber auténtica democracia política sin democracia económica y, en el campo económico, vivimos bajo la dictadura de “los mercados”.

Soy de los que creen que mejorarán algo las cosas cuando gobierne el PP: pero no porque tenga un mejor programa económico (demasiado tiempo llevamos viendo que no tiene ninguno), sino porque entonces los poderes económicos aflojarán, los grifos financieros abrirán un poco la mano del crédito, y aceptarán correr algún riesgo a cambio de asegurar un gobierno perpetuo de la derecha. Luego, tras los primeros éxitos aparentes en las cifras de paro y de crecimiento, ya se encargarán de imponer sucesivos pasos hacia el desmonte del estado del bienestar: privatizaciones de la salud y demás bocados apetitosos. Y entonces será la hora del palo.

Supongo que conocéis un escrito ejemplar de Julio Anguita renunciando a su pensión como ex-diputado porque “con la pensión como maestro ya se puede vivir suficientemente”. Carta que, a su tiempo, compararon algunos con los emolumentos que Aznar o Felipe González añaden a sus “modestas” pensiones de ex-presidentes. Y que a otros les mereció el comentario de que Anguita será un buen hombre “pero desfasado”. Sin percibir que diciendo eso echaban piedras a su propio tejado: porque reconocían que la honradez es algo desfasado en un sistema como el nuestro. Como lo muestra la presencia de corruptos en todas las listas y que los partidos no reaccionen eliminándolos sino pretendiendo que los otros tienen más. Como lo demuestra la obscena negativa a reformar una ley electoral que les asegura la poltrona por muy enemigos que parezcan entre sí. Como lo demuestra también el bueno de E. Abidal que, tras una experiencia en que vio la muerte de cerca, comprende que en la vida hay cosas más humanas y más importantes que el dinero y vende sus coches para dar limosnas a enfermos y hospitales; pero no se da cuenta de que de este modo no hace más que agravar la crisis porque si todos hacen lo mismo, baja la venta de coches y nuestra economía no remonta. Que nuestro sistema sólo puede funcionar malgastando; y sólo sabe producir mucho a base de repartir muy poco.

Por eso vosotros habéis dicho muy bien que no sois anti-sistema sino alter-sistema. Mucho más cuando hemos visto cómo, pasado el primer terror que despertó la crisis, no se ha cumplido absolutamente nada de aquello de “refundar el capitalismo” que prometieron cuando les embargaba el pánico: ni supresión de paraísos fiscales, ni tasa Tobin… “¡Es que son cosas muy difíciles!”. Como si no fuera más difícil aún combatir al Sida cuando estalló y ni sabíamos lo que era. Pero claro: el sida podría afectarles también a ellos. Ahí tenéis al señor DSK y al FMI que levantan un escándalo por una (supuesta o real) violación de una camarera, cuando llevan años violando poblaciones enteras de países pobres sin escándalo de nadie.

Tengo suficientes años como para que estas palabras cobren cierto carácter de testamento. Permitidme pues sugerir algunos horizontes para vuestro trabajo futuro. En primer lugar, no aceptéis la palabra de nadie que no haya visto y palpado la crisis de cerca: que no conozca esos rostros tristes de niños hambrientos, ni la desesperación de las madres cuando oyen llorar de hambre al niño; que no haya visto la mirada baja del señor en paro crónico que no se atreve ni a levantar la vista porque se culpabiliza él de lo que pasa a su familia; a nadie que no haya puesto los pies con cierta asiduidad en lugares como la Mina de Barcelona, la Cañada real de Madrid y otros semejantes.

En segundo lugar dos consejos del Nuevo Testamento (al que no creo que conozcáis mucho, pero eso ahora importa menos): “La raíz de todos los males es la pasión por el dinero” (1 Tim 6,10): sabia constatación hecha hace veinte siglos y mucho más valiosa en la actual estructura económica. A esa observación añadía san Pablo que debéis “trabajar vuestra liberación con temor y temblor”: porque vais a tener no sólo muchos enemigos sino inevitables problemas o divisiones entre vosotros, y las típicas tentaciones de incoherencia propias de nuestra pasta humana. Pero sabéis ya que la única posible solución de nuestro mundo es lo que el mártir Ignacio Ellacuría llamaba “una civilización de la sobriedad compartida”. Porque por el camino que vamos se incuba un doble terrorismo (político y ecológico) que un día acabará con nosotros.

Gracias, ánimo y mucha paciencia.

J. I. González-Faus.

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