El Vaticano acaba de inaugurar la sección de su página web en latín. Esta página ya contaba con secciones en español, portugués, italiano, alemán, francés e inglés. Uno pensaría que quizás el chino, el árabe o algún idioma africano hubieran sido buenos (quiero decir, mejores) candidatos, además de un gesto a los pueblos del mundo que hablan o leen en esos idiomas y a los creyentes que expresan en ellos su fe. Pero no, parece que esta lengua muerta y ajena a la casi totalidad de los católicos resulta de más interés para el propio Papa Benedicto XVI, quien además de usarla él mismo en distintas alocuciones públicas e incluso en comunicados oficiales, promueve su uso con entusiasmo en diferentes ámbitos eclesiales.
Es indudable que el latín jugó un papel importante en la historia del Cristianismo (o quizás deberíamos decir, más bien, de la Cristiandad), y que lo hizo durante bastante, incluso excesivo tiempo. Pero hace ya cuatro décadas y un Concilio que no es la lengua oficial de la Iglesia Católica, y mucho, muchísimo más tiempo (digamos... ¿casi diez siglos?), que no es la lengua del Pueblo de Dios en ningún rincón del mundo. Y... ¿hace falta preguntarse cuántos internautas que navegan habitualmente en latín van a acudir a visitarla?
Quizás peque en exceso de crítico y tal vez no sea tan importante, pero a mí me parece una muestra significativa (otra más) de lo lejana que se encuentra buena parte de la jerarquía de nuestra Iglesia de la realidad en la que vivimos.
Julio (Montpellier)
lunes, 12 de mayo de 2008
44. La web latina del Vaticano
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