En las últimas semanas he ido visitando (deliberadamente, para poder verlas en todo su esplendor después de lo que ha llovido) varias cascadas y chorreras, todas en la Comunidad de Madrid: Purgatorio, Somosierra, Canencia, San Mamés...
Dicen que en las proximidades de una cascada (o junto a un mar embravecido, o después de una fuerte tormenta) la atmósfera se carga de iones negativos, que son favorables para la salud y el estado de ánimo. Si uno hace caso, es casi una panacea. Yo no puedo atestiguar todo esto, sólo la sensación de paz y relajación, de alegría y optimismo que a mí personalmente que invade cuando me siento a contemplar el agua que cae a borbotones.
Se me ha ocurrido que quizás también sean sitios más apropiados que otros para orar... Quizás ese aire húmedo y ionizado nos predisponga también a abrirnos mejor al Padre, a estar más atentos al susurro del Espíritu en nuestro interior mientras nos azota el rostro una neblina de gotitas minúsculas arrastradas por el viento...
Aunque no es comparable a una de verdad, os propongo (mientras encontráis tiempo para hacer una escapada) un breve momento de oración junto a una cascada virtual: abajo tenéis una foto de las cascadas del Purgatorio en Rascafría (que podéis ampliar si queréis verla mejor), a la que podéis poner sonido real pusando sobre el reproductor...
Julio (Montpellier)
miércoles, 28 de mayo de 2008
57. Agua viva...
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