Diversos medios (Religión Digital o 21rs) se hacen eco estos días, planteándolo como una importante novedad y con el titular "El Vaticano defiende la posible existencia de vida inteligente en otros planetas", de unas declaraciones del director del Observatorio Vaticano, el sacerdote jesuita argentino José Gabriel Funes, al propio periódico del Vaticano. Afirma que se puede admitir la existencia de otros mundos habitados por seres extraterrestres sin que eso entre en contradicción con la fe en Dios. "¿Cómo se puede excluir que la vida no se haya también desarrollado en otras partes?", se preguntó el responsable del observatorio conocido como Specola Vaticana, para quien no es cierto que la astronomía defienda una visión atea del universo.
Hasta aquí me parece estupendo, y de hecho es algo con lo que estoy completamente de acuerdo.
Sin embargo, tampoco es una afirmación tan original, ni siquiera en la Iglesia Católica. No es por ser crítico, una vez más, con algo que viene del Vaticano, pero quería romper una lanza en reconocimiento a un gran personaje del siglo XVIII (¡nada menos!), un gran sabio español, el monje benedictino Benito Jerónimo Feijoo.
Seguramente la mayoría conocéis, de nombre al menos, una de sus obras, las "Cartas eruditas". Sin embargo, es posible que desconozcáis que en su Carta Erudita nº XXVI, titulada "¿Hay otros mundos?", el gran filósofo y científico realiza esa misma afirmación, y la justifica con argumentos contundentes.
Para quienes estéis interesados, la carta completa (y el resto de la obra) puede leerse aquí. A continuación selecciono sólo algunos pasajes, en los que si hacéis un pequeño esfuerzo de adaptación a su lenguaje, encontraréis las mismas ideas que en las afirmaciones del astrónomo vaticano. Incluso se pueden encontrar algunos de los principios básicos de la exobiología, la ciencia que estudia las posibles características de una hipotética vida extraterrestre.
"10. Por otra parte, viendo que no podían señalar Individuos de la especie humana por habitadores de los Astros, porque es decisivo lo que se lee en los Actos de los Apóstoles, que dijo San Pablo, predicando a los Atenienses: Fecitque ex uno omne genus hominum inhabitare super universam faciem Terrae, discurrieron en Individuos de otra, u otras especies intelectuales, y juntamente corpóreas, incógnitas a la verdad, pero con suma verosimilitud consideradas posibles; porque aunque nosotros no conozcamos otras criaturas compuestas de cuerpo, y espíritu, que las de la especie humana: no se puede sin temeridad pensar, que en los senos de la posibilidad no las haya, o lo que es lo mismo, que Dios no pueda producirlas. Si no viésemos en el mundo más que una especie de brutos, creerían muchos que ni entre los posibles había otra. Y no veo más repugnancia en que haya muchas especies de animales intelectuales, que en que haya muchas de animales brutos. [...]
11. Supuesta la posibilidad de estos Espíritus, u de animales intelectuales de especies distintas de la humana, no sólo la Escritura, que nos enseña, que todos los Individuos de nuestra especie descienden de Adán; mas también la Filosofía dicta, que los Pobladores de estos mundos no pueden ser de nuestra especie, sino de otras diversas. La razón es, porque como advertí en el Discurso de la corruptibilidad de los Cielos, número 38, hay señas claras de que todos los Cuerpos Planetarios son de distintísima constitución, y temperie que el Globo Terráqueo; por consiguiente en ninguno de ellos podría vivir cuerpo animado alguno de la misma especie que los que sustenta nuestro Globo. Pongo por ejemplo: La Luna no tiene atmósfera sensible: de aquí se infiere con evidencia, que cualquier animal, que de nuestro Globo se trasladase a ella, perecería al momento, como todos perecen en la máquina Pneumática, por faltarles allí esta atmósfera gruesa, donde respiramos.
12. Es, pues, forzoso, que los habitadores de los cuerpos Planetarios tengan unos cuerpos de diversísima temperie, y organización que los nuestros; a cuya diversidad específica de organización, y temperie corresponden también, según buena Filosofía, almas informantes de diversa especie. Diversa organización específica pide diversa forma informante [...]
13. De este Sistema es dependencia consiguiente, que los habitadores de los Planetas sean, no sólo de diversa especie que la humana; mas también de diversidad específica, recíprocamente entre sí mismos, los que habitan diversos Globos, pues los mismos Globos son en constitución, y temperie, no sólo diversos de nuestro Globo, mas también recíprocamente entre sí mismos. Y a esta proporción se debe discurrir, que cuanto los Cuerpos Planetarios sean más, o menos diversos de nuestra Tierra, sean también los habitadores de cada uno más, o menos diversos de nosotros [...]
14. Los Antiguos, que daban habitación a los Astros, no sólo los ponían poblados de vivientes intelectuales, mas también de brutos, y aun de plantas. No sé si dan esta extensión al Sistema los Modernos, porque ninguno he visto de los que tratan de intento esta materia; y ello, mirado por sí, es cosa de pura adivinación. Pero lo que se puede asegurar como cierto es, que si en los Astros hubiese brutos, y plantas, serían de otra clase diversísima de los brutos, y plantas, que hay por acá, por la razón que he dicho de la diversísima constitución, naturaleza, y temperie de aquellos Globos. [...]"
Después de leer estos textos, releo las "novedosas" declaraciones del director del Observatorio Vaticano (en pleno siglo XXI), y la verdad, no puedo distinguir ninguna idea nueva con respecto a la carta de este religioso genial, sólo el cambio en el lenguaje, dos siglos y medio después. A pesar de todo no se puede decir que las cosas no cambien... apenas un siglo antes que Feijoo, Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por decir algo parecido.
Julio (Montpellier)
miércoles, 14 de mayo de 2008
47. El Vaticano, Feijoo y los extraterrestres
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